El Ducado de Borgoña existió desde el siglo XI al XV y fue heredero de las tradiciones del Reino de Borgoña. El principado alcanzó su apogeo en el período 1363-1477, cuando fue gobernado por la línea lateral de la dinastía real francesa, es decir, la rama lateral de la dinastía Valois. El gobernante más destacado de Borgoña en ese momento fue sin duda el príncipe Juan III el Bueno (reinó entre 1419 y 1467), y en el siglo XV la propia Borgoña controlaba las áreas de, entre otras: la actual parte centro-oriental de Francia, Luxemburgo, Bélgica y gran parte de los Países Bajos. El ejército de este principado, especialmente durante el reinado de Carlos el Temerario (gobernó entre 1467 y 1477), fue una eficaz herramienta de guerra. Este ejército incluía una caballería basada en caballeros feudales, quienes, sin embargo, a partir de 1471 comenzaron a crear los llamados ordenadas compañías (similares a las de Francia) de 600 hombres (con el tiempo este número fue aumentando), y lo que es más, se mejoró su disciplina y se les empezó a pagar una paga regular. Hacia 1475, estas compañías constituían el elemento principal de la caballería borgoñona. Además de la caballería, el ejército borgoñón en tiempos de Carlos el Temerario también contaba con una buena infantería, compuesta principalmente por mercenarios de Inglaterra, Alemania, Francia, pero también de Italia. En el campo de batalla, por un lado, la infantería luchaba con un arma con ruedas (principalmente una pica), pero también usaba armas arrojadizas a gran escala, principalmente un arco y una ballesta. Vale la pena agregar que durante los tiempos de Carlos el Temerario en el ejército de Borgoña, la artillería ya desempeñaba un cierto papel y se usaba no solo durante los asedios, sino también en el campo de batalla.